En una de mis múltiples salidas por los viveros de la zona para inspeccionar nuevos posibles candidatos a este hobby encontré este espino de fuego que por su aspecto en principio daba la impresión de estar olvidado pero por lo que cuestan dos cafés... decidí llevármelo e intentar sacar algo de el.
Al año siguiente después de una pequeña poda y revisarle bien por si había parásitos.
Una vez transplantado y aclarado las ramas.
Otro años más y con las ramas encaminadas a su posición final.
Ahora a por la ramificación secundaria, densificar y a ver si florece y saca sus frutos.
Y por fin esas deseadas flores...
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